20060224

El caso de la DSICRIMINADA y la ACADEMIA

Medio: ABC, El Mundo y otros
Fecha: 23 de febrero de 2006
Ubicación: NR

En la Junta de Andalucía están pidiendo a gritos un curso de lengua española, modalidad castellano, para no tener que repetir ridículos como de la directora del Instituto Andaluz de la Mujer, que ayer propuso a la RALE cambiar la forma del genero neutro para igualarla al femenino porque en España hay mas mujeres que hombres: "la generalidad en España somos las mujeres". No dijo la "mayoría", sino la "generalidad".

Se ve que la señora en cuestión, que se llama Soledad Ruiz, ha debido dedicar su tiempo a situarse oportunamente para ser discriminada -positivamente- hasta llegar al carguito y no ha podido formarse adecuadamente ni ocuparse de entrar en detalles del idioma que habla, que es el mismo que algunos dicen que la Generalitat discrimina -negativamente- en Cataluña.

Así, la citada hizo pública su disconformidad con que la Academia -institución ineficaz donde la haya, por otro lado- no haya admitido la forma "diputada" y si, por el contratio, la de "guay". En ello Ruiz ve una acción discriminatoria -negativamente hablando esta vez- contra las mujeres y no, sencillamente, como suele ver la mayoría de la gente, mujeres incluidas, otra muestra más de la torpeza de la institución.

A lo mejor es que Ruiz entiende que el escaso cumplimiento real de las leyes en materia de igualdad se resuelve cambiando el idioma; por el puesto que ocupa, debe conocer mucho de los asuntos de género, aunque sus declaraciones prueben que desconoce el asunto del género en la grámática porque, un poner, cree y afirma que "en un lenguaje tan rico como es el español, que tiene masculino y femenino"... no existe el "neutro", por ejemplo. No damos más detalles: vayan y lean los entrecomillados en el ABC o El Mundo; en éste último una ministra de Manuel Chaves opina técnicamente igual que Ruiz: ¡la Consejera de Cultura!.

Es que lo vemos venir: la parte masculina, numéricamente dominante en la RALE, mantiene por vetusta su brida sobre el sexo femenino. Y la mantiene con el asunto del género lingüístico. Eso debe ser porque los tiempos que corren han puesto en solfa el papel del macho -¿o masculino?- que se esta viendo despojado de sus roles históricos frente a un pujante ¿genero? femenino y se mantiene como puede en sus cuarteles de invierno, resistiendose al progreso en la igualdad, etc., etc., etc...

En fin, que todo va en la dirección que tiene que ir y que, tal vez, lo que hay que hacer es aprender: en un futuro no muy lejano los pobres machos de la especie humana podrán estar menos inseguros de si mismos cuando vean que existen mariposos, libélulos, astronautos y feministos. Ya veremos, ya veremos... hay que reconocer que hay machos que son mariquitas e incluso mariquitas que son hembras. Pero eso es biología...

¡Dios mío, en lo que ha quedado el feminismo en manos de los/las burócratos/burócratas...! ¡Viva la cháchara!